La intimidad con alguien puede ser un espacio de magia y conexión o un terreno complicado lleno de emociones intensas. Desde mi experiencia, quiero compartir contigo dos escenarios que suelen suceder y algunas reflexiones que pueden ayudarte a navegar estos momentos con amor y presencia.
Cuando nada fluye bien
Hay momentos en los que, aunque deseas estar con la otra persona, sientes que algo no termina de fluir.
No es que estés tensa, sino que hay un torbellino de emociones dentro de ti: nervios, ganas, miedo, expectativas…
Demasiadas emociones juntas que necesitan tiempo y espacio.
Para mí, cuando siento que me gusta alguien mucho o cuando las emociones son muy intensas, me cuesta conectar con el placer. Mi cuerpo y mi corazón piden ir despacio, paso a paso.
¿Qué me ha ayudado?
• Respirar profundo y conscientemente para calmarme.
• Ser honesta conmigo misma y con la otra persona sobre mi necesidad de ir lento.
• Soltar cualquier expectativa sobre cómo debería ser el momento.
• Abrirme al placer desde la suavidad, sin presiones ni prisas.
Cuando todo fluye bien
En otros momentos, la conexión es natural y armoniosa. Estás cómoda contigo misma, confías en tu cuerpo y disfrutas la presencia del otro.
Pero incluso en esos instantes, me gusta ir despacio, saborear cada sensación, darme tiempo para experimentar el placer sin oposición, sin prisas.
El mayor reto: amar con miedo
La verdadera dificultad aparece cuando el corazón está abierto y el amor o la atracción son intensos.
Desnudarse no solo en cuerpo, sino en alma, puede despertar viejas heridas y miedos profundos.
Nuestros mecanismos de protección quieren evitar que suframos de nuevo, y entonces aparece la lucha interna: quieres entregarte, pero también quieres protegerte.
En esos momentos, muchas veces preferimos quedarnos en algo superficial y tibio para no arriesgarnos al dolor.
Pero lo superficial nunca será igual de auténtico ni profundo que lo real.
¿Cómo enfrentar esta lucha?
• Reconocer que ese conflicto es parte natural del proceso.
• Permitir que la vulnerabilidad sea una puerta, no un muro.
• Comunicarte con honestidad y amor, contigo misma y con la otra persona.
• Crear un espacio seguro donde el placer y las emociones puedan coexistir sin presiones.
• Recordar que la intimidad es un camino que se recorre paso a paso, no un destino inmediato.
La intimidad es mucho más que sexo o placer físico.
Es un encuentro sagrado entre cuerpo, alma y emociones.
Aprender a aceptar y abrazar nuestra complejidad interna es el primer paso para fluir desde el amor y la presencia.
- Saraha
Blog: SEXUALIDAD CONSCIENTE

La piel despierta: el placer olvidado que habita en todo tu cuerpo

¿Te gusta él… o la historia que te estás contando?

Meditar para sentir: el placer como camino

¿Qué pasa cuando no llego al orgasmo?

¿Por qué los encuentros casuales nos mueven tanto? La verdad que nadie quiere ver

Amigos con derecho: cuando la película se cruza con la vida real

Placer sin culpas: cuando un juguete me enseñó más que mil relaciones

Sensualidad consciente: más allá de lo erótico

Ser sexy no es un acto… es un estado: la sensualidad nace de la autenticidad

El lenguaje de los toques: cuando la piel dice «te amo»
