Este viaje es distinto a todos los demás.
Y eso que cada uno de mis viajes ha sido único, irrepetible… pero este tiene algo que no puedo explicar del todo: me siento abrazada por la vida.
Estoy aquí, mirando el mar, y pienso: no puedo creer que estoy aquí.
Todo es suave, cálido, amoroso.
El agua del mar se siente distinta, como si me acariciara con delicadeza.
El viento no es frío ni agresivo, es una caricia tibia.
La gente me sonríe, la vida me sonríe.
Hoy incluso me dejaron un cóctel en la cama de playa, como si la vida me dijera: relájate, disfruta, recibe.
Ayer no quería irme de la playa.
Me quedaba, y me quedaba… y aun así sentía que era poco.
Quería más y más.
Y entonces me pregunté: ¿por qué siento esto?
Creo que la respuesta es simple y profunda al mismo tiempo:
Porque estoy aquí, completamente presente.
Sin prisa, sin listas, sin planes.
Estoy sintiendo.
Estoy viviendo.
Cuando estamos presentes, el tiempo se expande.
Cada segundo se siente eterno, cada ola parece hablarte, cada detalle te acaricia.
Nos volvemos receptivos, y todo se transforma: el mar no es solo agua, es abrazo; el viento no es solo aire, es ternura.
Me doy cuenta de algo importante: la vida siempre ha sido así.
Yo soy quien cambia cuando me permito sentirla.
Hoy quiero recordármelo (y recordártelo):
No esperes a un viaje para vivir esto.
Cierra los ojos.
Respira.
Siente el viento, el sol, la vida misma.
El paraíso empieza cuando dejamos de huir del presente y nos dejamos abrazar por él.
Cómo traer el paraíso al presente (aunque no estés en la playa)
1. Respira conscientemente (3 minutos)
Cierra los ojos, inhala profundo y siente cómo entra el aire.
Exhala lento y observa cómo tu cuerpo se relaja.
Hazlo al menos 5 veces.
La respiración es la puerta al presente.
2. Activa tus sentidos
Detente y siente:
¿qué escuchas ahora mismo?
¿Qué aroma hay a tu alrededor?
¿Cómo se siente tu piel?
Mientras más detalles percibas, más presente estarás.
3. Abraza lo que hay
Muchas veces creemos que la vida «será perfecta» cuando algo cambie.
Pero el paraíso empieza cuando aceptas lo que hay y lo miras con gratitud.
Mira a tu alrededor y di: «Esto también es vida, y es suficiente.»
4. Toma un momento para ti cada día
Cinco minutos para ti pueden cambiarlo todo.
Sin pantallas, sin prisa.
Solo tú, tu respiración y tu cuerpo.
5. Agradece lo pequeño
Hoy no estoy frente al mar, pero tengo el cielo, el aire, el café caliente, una sonrisa.
Haz una lista mental de 3 cosas que agradeces… y siente cómo cambia tu energía.
- Saraha
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