Tu vida puede ser tu obra de arte. No necesitas demostrar nada: cada instante habla por sí mismo.
Hace años descubrí la meditación… Al principio pensé que meditar significaba alejarme de la vida, de la fiesta, de la ligereza, de todo lo que quería experimentar. Yo no buscaba ser más seria; al contrario, quería que mi vida fuera más celebratoria, más liviana, más divertida.
Cuando conocí a mi primer maestro vi algo que me sorprendió: él vivía de una manera que yo quería para mí. Celebraba, disfrutaba, compartía, y al mismo tiempo estaba centrado y en paz. Fue entonces cuando entendí que la meditación no nos aleja de la vida: nos devuelve a ella, nos ayuda a integrar alegría y presencia, fiesta y silencio.
El camino no fue lineal. Hubo días de confusión, de pausa, de duda. Pero poco a poco la práctica empezó a permear lo cotidiano, y descubrí algo profundo: lo cotidiano es nuestra verdadera práctica.
Siempre me interesó aprender de quienes admiro, no solo por su éxito profesional, sino por cómo integran su trabajo y su vida personal, no como mundos separados, sino como partes de un todo. Cuando el trabajo se ve desde el propósito, desde la conexión con nuestra esencia, deja de ser solo una obligación: se convierte en creación, en nuestra propia obra de arte. Pero incluso en eso existe el riesgo de perderse si no estamos presentes, porque amar lo que hacemos no significa vivir solo para eso.
También comprendí que descansar, pausar, escucharnos y crear espacios para nosotros mismos es tan importante como «hacer». Encontrar tiempo para meditar, caminar, leer, compartir, mover el cuerpo, mimarse con pequeños placeres… es allí donde se integra la vida, donde entrenamos amor propio, fluir y equilibrio. Si descuidamos estos espacios, el tiempo pasa y, de repente, un mes, dos meses o incluso años se escapan sin que hayamos cuidado nuestra vida integral.
Lo simple, lo cotidiano, los pequeños detalles… allí está el verdadero arte de vivir. El equilibrio no está en separar, sino en integrar: silencio y celebración, acción y descanso, cuidado y placer.
No digo que mi vida sea perfecta. Sigo aprendiendo, cayendo y levantándome. Pero cada instante es mío, cada elección es creación.
Tu vida puede ser tu obra de arte. No porque sea mejor o peor que la de alguien más, sino porque la construyes con lo que eres, con lo que aprendes y con lo que eliges en cada momento.
Saraha
Blog íntimo de Saraha

EL PRECIO y El REGALO del camino más largo

Cuando la traición y el rechazo te rompen (y cómo renacer de ahí)

¿Qué hacer cuando la traición y el rechazo te arrodillan?

¿Buscas amor… o huyes del silencio? El poder de quedarte contigo después del rechazo

Cuando alguien dice «No»: Cómo transformar el rechazo en un puente hacia ti

Incluso herid@, puedes crear belleza

Rechazo: el dolor que no se puede negociar

Modo Bikini: cuando decidí dejar de esconderme

Amistad entre hombre y mujer: una historia sin censura

La Amistad: ese amor sin maquillaje

¿Relación perfecta? El peso invisible que nos impide amar de verdad

Comer con amor: la lección que me dejó Brasil sobre el placer y la vida

La valentía de decir NO: cuando poner límites es un acto de amor propio
