Hay momentos en la intimidad en los que el cuerpo parece entrar en una especie de batalla interna: tal vez empiezas a sudar antes de llegar al clímax o, al revés, te das cuenta de que no puedes terminar y el calor sube como si fuera una lucha.
En cualquiera de estas situaciones, el impulso más común es tensarse, apretar más, empujar la experiencia para «llegar»… pero ese es el momento perfecto para hacer justo lo contrario.
En el placer consciente, no buscamos ganar la carrera, sino abrirnos a un viaje. Aquí es donde la respiración, el sonido y la relajación corporal se convierten en tus aliados para transformar tensión en disfrute y conectar con el placer como energía expansiva, no como meta final.
La práctica: de la tensión a la expansión
Cuando notes que la tensión empieza a instalarse, detente un momento y sigue este camino:
1. Abre la boca completamente y comienza a respirar de forma más libre, prestando especial atención a la exhalación.
Imagina que cada exhalación arrastra la tensión fuera de tu cuerpo.
2. Respira desde tu chakra base: siente cómo el aire se mueve desde tus genitales hacia afuera, como si liberarás la energía acumulada hacia todo tu cuerpo.
3. Añade sonido: deja que de tu garganta salga un suspiro, un gemido suave o cualquier sonido que tu cuerpo pida. Esto ayuda a abrir y a liberar energía.
4. Afloja las caderas: lleva tu atención a esta zona y suaviza cualquier rigidez. Abre un poco más el espacio, como si estuvieras invitando al placer a entrar y quedarse.
5. Siente y expande: en lugar de enfocarte en la meta, presta atención a las sensaciones internas en tus genitales y juega a expandirlas hacia tu vientre, tu pecho, tus brazos… hasta que recorran todo tu cuerpo.
Más allá del clímax
Cuando cambias el foco del clímax a las sensaciones, el cuerpo se relaja y la energía deja de estar atrapada en una zona para empezar a expandirse. Lo que antes parecía una lucha se transforma en un espacio de exploración profunda, donde puedes sentir el placer recorrer cada rincón de tu cuerpo.
No se trata de llegar antes, sino de quedarte más. Dejar que la respiración, el sonido y la apertura te lleven a un estado en el que el placer no tiene prisa… y tú tampoco.
La próxima vez que sientas que la tensión se apodera de tu cuerpo, recuerda: abre la boca, exhala, afloja las caderas y siente cómo tu energía se convierte en libertad.
- Saraha
Blog: SEXUALIDAD CONSCIENTE

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