mailru-domain: epbueQAleOODi3fx

Durante años creí que mi cuerpo era algo que debía corregir, ajustar, perfeccionar para ser aceptada. Me comparaba con otras mujeres, me escondía detrás de pareos, buscaba maneras de disimular lo que pensaba que estaba «mal». 

Pero un día, mientras caminaba por la playa con mi bikini, entendí algo que cambió todo: el cuerpo no es solo físico. Es mucho más que una forma externa: es un templo vivo, una puerta a la experiencia y a la conciencia. 

Hoy quiero invitarte a mirar el cuerpo desde otro lugar. 

Porque reconciliarte con él no solo transforma tu imagen… transforma tu vida. 

1.⁠ ⁠El cuerpo como puente, no como obstáculo 

Nuestro cuerpo no vino para limitarnos ni para encajar en moldes. Está aquí para sentir, para darnos placer, movimiento, vida. Cuando dejamos de verlo como una «carta de presentación» y empezamos a habitarlo como un puente hacia el presente, todo cambia.  

La respiración, la piel, la postura… todo puede ser una experiencia de conexión si bajamos del juicio y volvemos a sentir. 

2.⁠ ⁠¿Por qué nos desconectamos del cuerpo? 

Porque hemos aprendido a mirarlo desde la crítica, desde la comparación. Nos enseñaron que valemos por cómo nos vemos, no por cómo nos sentimos. Y así, dejamos de escuchar sus señales: hambre, descanso, deseo, movimiento. 

Esa desconexión nos lleva a vivir tensas, encorvadas, ocultas, como si la vida fuera una pasarela donde debemos dar la talla. 

3.⁠ ⁠El diálogo interno importa más que la forma externa 

Puedes tener el «cuerpo perfecto» y aún sentir vergüenza. ¿Por qué? Porque lo que determina tu relación con tu cuerpo no es la talla, es la voz interna. 

Cada vez que piensas «esto se ve mal», tu cuerpo lo escucha. Cada vez que eliges decir: «Gracias, cuerpo, por sostenerme», algo se libera. 

4.⁠ ⁠Rituales para reconciliarte con tu piel 

Pequeños pasos pueden cambiar tu experiencia: 

✔ Mírate sin juicio cada mañana. 

Permite que tu mirada sea amable. 

✔ Toca tu cuerpo con gratitud. 

Mientras te aplicas crema, reconoce lo que te da: vida, placer, movimiento. 

✔ Muévete para ti, no para otros. 

Baila, respira, camina. 

Siente cómo la energía se despierta cuando honras tu cuerpo. 


Tu cuerpo como hogar sagrado 

El cuerpo no es tu enemigo ni tu carta de presentación. Es tu hogar, tu puente hacia lo sagrado, tu vehículo para vivir experiencias, amar, danzar, abrazar la vida. 

Cuando lo habitas con gratitud, ya no caminas con miedo a la mirada ajena: caminas con libertad, con el corazón abierto, con la certeza de que eres suficiente, tal como eres.

¿Alguna vez te sentiste desconectada de tu cuerpo? 

¿Qué ritual o práctica te ayuda a reconciliarte con él? 

Déjamelo en comentarios, quiero leerte.  

- Saraha

Blog: El más allá del Cuerpo

Cómo habitar tu piel con amor y consciencia

Cuando el cuerpo se convierte en un Maestro

Una mirada íntima y profunda sobre cómo el cuerpo guarda nuestras memorias más ocultas y se convierte en un canal...
Cómo habitar tu piel con amor y consciencia

Cuando el alma da un salto, las piernas tiemblan

¿Dolor en las piernas sin causa aparente? Tal vez tu cuerpo no solo habla… ¡grita lo que tu alma necesita! En este...
Cómo habitar tu piel con amor y consciencia

Cuando no escucho mi sentir, el cuerpo me habla